Muchas veces me obsesioné con algo. Ya sea una remera, una canción, un chico, una banda o algo. Me dí cuenta que el favoritismo no te lleva a ningún lado, te nubla la visión haciéndote pensar que no existe nada mejor a eso que tanto te gusta, que no es posible que te guste otra cosa que no sea esa. Hasta que llega un punto que no recibís lo mismo que antes, no te transmite lo que solía hacerte sentir, que algo no va por más que le tuviste todo el amor del mundo. Ya no le encontrás sentido alguno, no le ves nada nuevo y la consecuencia es verlo como un objeto insulso, sin nada por conocerle y sin la capacidad de sorprenderte.
La obsesión no es buena y no significa que te guste algo demasiado. Simplemente es algo que no podes estimar como malo si lo es porque no tenes juicio ante eso.
Aprendí que algo me puede encantar pero si me enceguece al punto de no poder juzgarlo no es amor.