24-07

Siempre me resultó muy extraño que la gente le de besos a los cadáveres. No podía entender como soportaban el hecho que estén fríos, rígidos al punto de mover una mano y parecer que la vas a quebrar, con un color que no es el de esa persona, a veces con olores no muy lindos. Tampoco comprendía porque estaban tanto tiempo autoflagelandose viendo el cajón, cómo podían bancarse despedir a una persona de esa manera. Estas cosas fueron mi motivo para no asistir a ningún velatorio en mis veintiún años. También, me quedó muy presente lo que más de una vez me contó mi mamá, esa sensación que tuvo de helarse cuando le dio un beso a su papá cuando falleció. Todo esto previamente dicho hicieron replantearme que pasaría cuando falte alguien que ame mucho, cómo me lo bancaría, si lloraría, si gritaría, si rompería algo, si quedaría en shock o vaya a saber uno.

El domingo 24 se fue mi papá después de casi 72 horas en coma con un tubo que respiraba por él previa a una internación de casi un mes. Es más, el segundo día en coma, después de hablarle, hablarle y hablarle me abrió un ojo. Hasta a mi hermana le había apretado la mano y a mi no. Pffff, como me enojé con él durante la hora de esa visita... hasta que cuando me fui y le di unos cuantos besos en el hombro, después de tanto joder y a punto de irme, ¡ME APRETÓ LA MANO! y en vez de ponerme contenta, me subió la presión a 16.10 y me sangró la nariz. Digna y honorable hija de Hector Horacio López, flojita flojita pero la presión pa' arriba. Por más que los médicos y enfermeros insistieron que no nos escuchabas, eso fue inexplicable y único, algo que jamás me voy a olvidar.
Que me vengan a decir a mi que las personas en coma no escuchan.

Ahora, lo puedo que no puedo entender como el miércoles pasado estábamos cagándonos de risa, haciéndote el spa con Meli porque tantos días en cama te resecaba la piel, entonces te embadurnamos en crema y vos no decías nada, solo te reías, le decías a Meli que deje de ponerte perfume y hablábamos de boludeces. Pero ese día en particular me fui sin decirte "te quiero, te amo". Solamente te dije, "chau pá, hasta el viernes" porque estaba segura que íbamos a volver a vernos y hablar de lo que hicimos en el día y que vos nos cuentes algo, pero ese miércoles, cuando terminó el horario de la visita y estábamos saliendo, nosotros dos nos seguimos con la mirada hasta que salí de la Unidad Coronaria. Casi llegando a la puerta, te saludé con la mano, me sonreíste y pusiste la cabeza firme en la almohada mirando para adelante, como si vos supieras que era la última vez que me ibas a ver. Increíblemente dos días después de estar en coma y cuando dejaste de respirar, seguías teniendo ese olorcito a crema como si no te quisieras desprender.

Y todas esas cosas que no comprendía, me pasaron de un día para el otro sin dar changüí.
Ví a mi papá con una mortaja dentro de un cajón. Lo llené a besos estando calentito apenas falleció en el hospital y también tremendamente helado en la sala velatoria después de que pase solito toda la noche en la morgue. Me quedé horas agarrándolo de la mano, así de rígida como pensaba que iba a estar. Lo ví sin respirar, tan lejano porque solo era el cuerpo y tan conocido a la vez porque era esa persona que me enseñó cosas que nunca le voy a dejar de agradecer. Le dejé una cartita deseandole feliz viaje, la cual me aseguré que no se la saquen cuando iban a cremarlo. Llevé la manija de su cajón, cuando dijeron 6 caballeros (sé que te hubieses reído de lo que hice, siempre a Camila le importan poco las reglas) y entré a la capilla con él. Soporté que le tiren agua bendita mientras rezaban cosas en las cuales no creía, esa religión que a veces mi papá amaba y a veces odiaba. Me banqué que se lo lleven al lugar donde lo iban a meter bajo no sé cuantos grados de temperatura y saber que nunca más lo iba a ver.

Te fuiste papi, sé que no sufrís más, que no te agitas dos pasos cuando caminas, que comes lo que queres... andá a saber donde estarás escuchando Barry White y fumándote un puchito pero quiero que sepas que si, estoy un poco enojada, no puedo mentirte. Nunca te vas a dar cuenta todo lo que te perdiste por no cuidarte un cachito nomás.

Perdón por no aguantar levantarme en tu cama, que no estés o acostado al lado mío o que me digas "buen día puchula" y ver el desayuno armado. Mataría por acompañarte a la Básica, que me defiles por medio Benavidez y que todo el mundo te saludes, que hables de Massa y a los cinco minutos lo odies, que me digas "ah, ahí viene la zurdita" y esas cosas que no me voy a olvidar nunca más en la vida, Te juro que trato de ser fuerte pero no puedo. Y eso que todavía no caí, sigo hablando de vos en presente. Hasta anoche dije "mañana voy con papá" y no, me acordé que no puedo.

No sé como voy a hacer, te juro, no puedo pá. Se que es tiempo, que no voy a vivir a Clonazepam como lo estoy haciendo (me cagarías a puteadas) y por suerte tengo mucha gente que me rodea y me aguanta la espalda pero no sé que hacer. Me diste la sensación más linda de haberte tenido como papá pero la más fea por haberte ido así.

Espero que se me vaya el enojo, la culpa por las cosas que podrían haber cambiado... ojalá que si.
No sé si me estaras cuidado, si estas en algún lugar, si me estas viendo, o si simplemente ya esta.
Pero mientras tanto pá, buen viaje a donde quiera que vayas. Siempre que mire el cielo vas a ser la estrella que más brille.

Te amo con cada particula de mi ser.




y cuando mi hijo pregunte por su abuelo 

le dire que esta en un lugar magico 
que esta en el cielo 
y siempre lo va a guiar 
siempre lo va a guiar 
siempre lo va a guiar 
solo te pido una sonrisa mas 
para saber como sonreir de aqui en mas 
solo quisiera hacerte el mejor favor 
para que mi culpa se vaya como el sol 
y la luna no me reproche 
lo que el tiempo no me dejo vivir con vos 
solo te pido una lagrima mas 
que inunde todo mi corazon 
solo quisiera una ultima despedida 
que manche de alegria el resto de mi vida 
y cuando lagrimas de luto caen en tu mejilla 
entiendo que no tendre lo que mas quiero 
ese minuto mas